Pirro, el rey del Epiro, tenía una larga
carrera como soldado, ya desde la tierna edad de doce años. Estaba emparentado
con Alejandro Magno por vía materna y se había visto implicado en la guerra de
sucesión tras la muerte de aquél. En el proceso, consiguió que lo depusieran y
reinstaurasen como rey del Epiro, lo proclamaran rey de Macedonia y luego no
tardasen en destronarlo. Pirro se modeló conscientemente a imagen y semejanza
de Alejandro y sostenía incluso que el monarca le hablaba en sueños. Aún tras la
pérdida del trono macedonio, siguió buscando algo que conquistar, igual que su
héroe...
Fue entonces cuando llegaron los embajadores de Tarento para pedirle ayuda contra unos "bárbaros" occidentales que se llamaban a sí mismos "romanos". Pirro no necesitó que lo animaran más y en el 280 a. C. desembarcó en Italia. Sus primeros acercamientos a los romanos, en los que ofreció una mediación entre ellos y los ciudadanos de Tarento, fueron rechazados. No obstante, su victoria en Heraclea no bastó para ganar la guerra, aún cuando ya marchaba sobre Roma. Por cierto, su oponente en Heraclea, Apio Claudio, fue el responsable de hacer probar a los romanos una nueva clase de castigo: la diezma. Pirro esperaba que las ciudades aliadas y protegidas de Roma se pusieran bajo su estandarte, pero todas le cerraron las puertas al llegar, y se vio obligado a pasar el invierno en Campania, pese a que estaba tan cerca de Roma que veía el humo de la ciudad en el horizonte.
En el 279, Pirro reemprendió la marcha. Esta vez ascendió por la costa del Adriático, sometiendo a las colonias romanas de la zona. Quizás esperaba que los lugareños se levantaran y lo siguieran, pero los romanos también movieron pieza y enviaron un ejército para enfrentarse a él bajo el mando de P. Sulpicio Saverrio y P. Decio Mus. Los dos ejércitos se encontraron en el río Aufido, algo más arriba del lugar en el que se libraría 63 años después la batalla de Cannas, igual de cruenta...
Asculo daría al mundo el concepto de victoria pírrica: una victoria ganada a un precio tan grande que casi fue una derrota. Como el propio Pirro señaló: "Con otra victoria como ésta contra los romanos, estaremos perdidos para siempre
No hay comentarios:
Publicar un comentario