La
inauguración de esta nueva etapa se celebraba intercambiando un vaso con miel,
dátiles e higos con familiares y amigos como elementos de la dulzura deseada
para el nuevo año. También intercambiaban ramas de laurel para augurar fortuna
y felicidad.
En la moneda aparece Jano, a quien Ovidio denominó como deidad de todos los comienzos. Su representación, con dos caras, mira hacia atrás y hacia delante, o lo que es lo mismo, al pasado y al futuro. En ocasiones una de ellas era caracterizada con rasgos de anciano y la otra de joven.
La segunda imagen es una pintura parietal de Pompeya, donde se representa una cesta con higos. Sí, esos que tanto gustaban a Augusto y con los que las "malas lenguas" dicen que fue envenenado.
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