sábado, 9 de mayo de 2020

LA MUJER ROMANA




La mujer romana, aunque nacida libre, carecía del pleno derecho reservado a quien tuviera la condición de ciudadanía. Esto quiere decir que, a efectos de la ley, no podía disfrutar de muchos privilegios reservados para los hombres, como podía ser votar, participar en política o formar parte de los procesos judiciales. Además, estuvo siempre sometida a una tutela continua, ya fuera ésta a través de un hombre o de la ley.

A medida que evolucionaba la sociedad, las excepciones a las normas que dictaban la vida de la mujer se volvían más frecuentes y, como ejemplo de ello, se veía a cada vez más romanas ejerciendo tareas antigua y tradicionalmente reservadas a hombres.

De hecho, la mujer romana a lo largo de su Historia era capaz de hacer más de lo que popularmente se creería de ellas. La mujer romana, por ejemplo, trabajaba en multitud de oficios, podía ganar su libertad si estaba privada de ella, disfrutaba de los espectáculos y, si su familia podía permitírselo, de niña tenía acceso a una educación que sería muy valorada en su futuro como adulta.

Nos gusta investigar sobre la mujer romana porque descubrimos que, pese a que nunca gozaron de una libertad plena en comparación con el hombre, pudieron hacer mucho más de lo que creíamos inicialmente.

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