La Matronalia era la fiesta
dedicada a Juno Lucina y se celebraba el 1 de marzo, coincidiendo con el día de
la inauguración del templo a esta advocación de la diosa.
En este día las matronas romanas acudían al
templo y, mediante ofrendas, pedían a la protectora de los alumbramientos por
la prosperidad de sus matrimonios, consecuentes embarazos y posteriores partos.
Más tarde, eran agasajadas en los hogares por sus familias.
Era un día en el que rendir tributo a las
virtudes que se esperaban de toda mujer romana, en especial su capacidad
reproductora, ya que de ellas dependía el nacimiento de futuros guerreros para
Roma.
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