miércoles, 24 de junio de 2020

ALEJANDRO Y LOS ROMANOS: HISTORIA DE UNA AMBIGUA FASCINACIÓN


Los romanos estaban fascinados por Alejandro, a quien algunos veían como una fuente de inspiración, otros como un ejemplo a evitar. Un elemento básico de la educación y la filosofía romanas fue el debate sobre Alejandro : ¿deberían los hombres esforzarse por ser como él o rechazar su modelo? Julio César lamentaba que sus propios logros no eran nada comparados con los de Alejandro a la misma edad. Otros romanos fueron muy críticos. El filósofo Séneca reconoció que el "anhelo" de Alejandro estaba muy por encima de la mera lujuria o avaricia humana, pero expresó su horror ante las muertes causadas por Alejandro. Para el poeta épico Lucano, Alejandro era un tirano loco enamorado de la muerte, a quien un Destino vengador destruyó por sus crímenes. Los maestros romanos asignaron a sus alumnos avanzados para que hicieran presentaciones como "¿Alejandro tomaría esta decisión o aquella? ¿Qué fue lo que más contribuyó a las victorias, la excelencia o la suerte de Alejandro ? ¿Qué límites debe haber para la ambición?"
El ejemplo de Alejandro continuó inspirando a los emperadores que gobernaron durante siglos después de la caída de la República. Trajano (que gobernó en 98-117 d.C.) dirigió un ejército romano hacia Mesopotamia, siguiendo los pasos de Alejandro. Cuando llegó a las costas del Golfo Pérsico, el emperador miró con nostalgia hacia el este y comentó que deseaba ser lo suficientemente joven para emular la expedición de Alejandro a la India. Caracalla (gobernó en el 209-217 d.C.) veneraba tanto a Alejandro que cuando puso su propia imagen en sus monedas, la imagen sostenía un escudo con un retrato de Alejandro. Caracalla estaba librando una guerra en el Cercano Oriente contra los partos que estaban reviviendo el Imperio Persa; el emperador romano esperaba que honrando a su ídolo, que nunca había perdido contra los ejércitos persas, pudiera obtener la ayuda de Alejandro. El emperador y filósofo Juliano el Apóstata (que gobernó 361-363 d.C.), quien también comandó una expedición militar a Mesopotamia, se creía a sí mismo Alejandro, reencarnado en otro cuerpo por vía de la transmigración de almas, como proponían Platón y Pitágoras.
No sólo los gobernantes romanos tomaron como modelo a Alejandro: El sultán Alauddin Jhali(1) (gobernó entre 1296 y 1316), que creó un vasto imperio en la India medieval, inscribió sus monedas con el título "El Segundo Alejandro". Para añadir legitimidad a su dinastía, el primer gobernante musulmán de Malaca (Malasia) en el Océano Índico reclamó a Alejandro como su antepasado.
El emperador Juliano había representado a Alejandro, junto a los famosos emperadores romanos, en su diálogo de ficción sobre los césares. Y fue una ficción como ésta la que más contribuyó a difundir la reputación de Alejandro por todo el mundo. Los relatos popularizados de la vida y los hechos de Alejandro aparecieron muy poco después de su muerte, y han seguido escribiéndose y han encontrado audiencias entusiastas desde entonces.
Bibliografía
A. B. Bosworth in Conquest and Empire: The Reign of Alexander the Great (Cambridge: Cambridge University Press, 1988) and Alexander and the East: The Tragedy of Triumph New ed.
(Oxford: Oxford University Press, 2004).
Nota:
1-Alaudín (Ala-ud-din Khalji, nombre real Juna Khan) fue el segundo y más destacado gobernante de la dinastía Khalji. Reinó entre 1296 y 1316.y fue el primer musulmán en gobernar la totalidad de lo que hoy conocemos como India.








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