En el 203 AC, Aníbal se hallaba en Crotón
(Crotona) cuando recibió la orden de retirarse a África. Primero mató a todos
sus caballos, y el 23 de junio, bajo la protección del armisticio embarcó a sus
hombres (de 15.000 a 20.000 hombres) y les desembarcó en Leptis Minor, desde
donde se dirigió a Susa para hacerse con toda la caballería que pudiera.
Una vez desembarcadas sus fuerzas, Aníbal
estableció su base de operaciones en la ciudad costera de Hidrumetum (la actual
Soussa), comenzó entonces una frenética actividad, por un lado envió a parte de
sus fuerzas en busca de suministros, caballos y refuerzos, por otro lado
entablo una alianza con la tribu númida de los areàcidas y entre los muchos que
ahora acudían a su lado separó a unos 4.000 jinetes que, perteneciendo antes a
Sifax, se habían pasado a Masinisa y ahora se presentaban ante Aníbal para
pasarse de nuevo a los cartagineses. Sospecho Aníbal de la fidelidad de estas
tropas y resolvió eliminarlas de un golpe asesinando a la totalidad de estos
auxiliares y repartiendo los caballos entre sus propias tropas. Acudió en este
momento a su lado Tiqueo con 2.000 jinetes y otro jefe tribal númida, Mesótilo
con 1.000 jinetes, y también Vermina, hijo y heredero del reino de padre Sifax,
reducido ahora tras la guerra con Masinisa, pero todavía extenso y poderoso, la
alianza se debió sellar en ese momento pero lo cierto es que la ayuda del
númida llegaría, desgraciadamente para Aníbal y su causa, demasiado tarde.
Procuró ahora Aníbal atraerse hacia su lado
a ciertas ciudades o fortalezas que, anexionadas al reino de Masinisa,
interesaban al cartaginés por su situación estratégica. De esta forma algunas
poblaciones se pasaron voluntariamente a los cartagineses y otras, como Narce
(situación desconocida), fueron conquistadas a la fuerza o mediante
estratagemas.
En vista de que la guerra se encendía,
Aníbal, en su afán de reforzar sus heterogéneas fuerzas, hizo que el senado
sobreseyese la condena de Asdrùbal Giscòn para de esta forma convencer a este
de que le entregase las fuerzas de que disponía, que eran unos 2.000 jinetes y
500 infantes, también se unieron 4.000 macedonios mandados por Sópatro enviados
por Filipo V.
Partió y se dirigió a atacar la númida de
Masinisa para evitar que estas fuerzas se unieran a Escipión, toma la ciudad de
Narce, donde recibió la noticia de que Masinisa se había unido a Escipión con
6.000 infantes y 6.000 jinetes númidas.
Ante la cercanía del ejército púnico,
Escipión decide poner en práctica una trampa, simulando su retirada hacia
Cartago. Aníbal manda su caballería en persecución de los romanos,
produciéndose un enfrentamiento entre jinetes cerca de Zama en el que los
romanos salen victoriosos, mermando de esta manera la caballería del ejército
cartaginés.
Escipión se entera de los problemas de
abastecimiento del ejército de Aníbal y tiende una emboscada al convoy de
suministro púnico al frente de la cual pone a su legado Quinto Minucio Termo.
Este ocupa una colina que domina un paso estrecho y ataca de noche el tren de
suministro matando a 4.000 hombres y capturando otros tantos además de la
totalidad del avituallamiento.
Escipión toma la ciudad de Partha y se
aproxima a Naragara donde cuenta con facilidades para el abastecimiento, en
especial de agua.
El acceso al agua de Aníbal es pésimo, así
que concertó una entrevista personal con Escipión. Se entrevistaron solos sin
escoltas, y no llegaron a ninguna conclusión.
Escipión presenta batalla y la situación
empuja a Aníbal a aceptar el enfrentamiento el 19 de octubre de 202 AC.
Despliegue inicial
Aníbal situó en su ala izquierda 3.000
jinetes númidas mandados por Tiqueo. En el centro situó los 37.000 infantes en
3 líneas. En el centro situó 80 elefantes que nunca habían entrado en combate,
protegidos por 2.000 infantes ligeros y honderos de baleares, detrás tres
líneas de infantería de unos 12.000 hombres cada una, la primera estaba ocupada
por ligures y galos, la segunda línea estaba formada por 4.000 macedonios y
unos 8,000 cartagineses, y la tercera por 12.000 veteranos de Aníbal,
principalmente brúcios. En su ala derecha mandada por Cartalón situó 3.000
jinetes púnicos, algunos recién reclutados y otros veteranos con caballos
númidas a los que no estaban acostumbrados.
scipión situó en su ala derecha la
caballería númida (6.000) mandada por Masinisa. En el centro situó 4 legiones
(dos romanas y 2 aliadas) alrededor de 16.000 legionarios, a ambos lados situó
7.000 auxiliares, delante colocó 6.000 vélites e infantería ligera, así como
los músicos con cuernos y trompetas para ahuyentar los elefantes. En su ala
derecha situó 2.700 jinetes itálicos bajo el mando de Cayo Lelio.
Los manípulos romanos no se colocaron a
tresbolillo, sino unos detrás de otros para dejar pasillos por los que pasaran
los elefantes cuando rompieran la formación. El acies de triarios se situó más
a retaguardia de lo normal para evitar los elefantes.
Con ambos ejércitos frente a frente, los
romanos soplaron los cuernos de batalla. Cundió el nerviosismo entre algunos de
los elefantes – pues habían sido capturados recientemente -, que retrocedieron
en estampida contra la propia caballería númida de Tiqueo, creando un gran
desorden.
La batalla se puede dividir en tres fases:
fase 1: la carga de los elefantes y la carga de las caballerías, fase 2: Lucha
en el centro fase 3: ataque de la caballería a la retaguardia de Aníbal.
Primera fase: carga de los elefantes
Los elefantes apoyados por la infantería
ligera, cargaron contra los vélites y músicos, que con el fragor de las trompas
y cuernos, aterrorizaron a los elefantes, algunos guías o mahouts fueron
matados por los vélites infantería romana, quedando sin control, sobre todo en
el flanco izquierdo, que al huir del campo de batalla, Los jinetes de Masinisa
que estaban acostumbrados a los elefantes, les lanzaron armas arrojadizas desde
sus monturas. Otros elefantes retrocedieron y fueron matados por sus guías, los
elefantes que no retrocedieron, empujaron a los vélites que se replegaron por
los pasillos, atacándolos desde los flancos con lanzas, muchos murieron y otros
pasaron por los pasillos sin causar bajas.
Los jinetes de Masinisa persiguieron a los
elefantes, algunos de los cuales fueron contra la caballería númida de Tiqueo,
aprovechando este momento de confusión para cargar. En el otro flanco, la
caballería de Lelio con fuerzas similares, atacó a la caballería de Cartalón.
Segunda fase. Lucha en el centro
La primera línea púnica, se lanzó contra la
los hastati, primero se arrojaron las jabalinas mutuamente y luego el forcejeo
cuerpo a cuerpo, al principio pareció llevar la ventaja Aníbal, que hizo
retroceder a los hastati y aliados, estos apoyados por los príncipes iniciaron
el contraataque antes de que llegara el apoyo de la segunda línea púnica, La
primera línea retrocede y se tiene que replegar por los flancos, en algunos
lugares del centro llegan a producirse combates fraticidas entre los que
retroceden y los componentes de dicha segunda línea. Esto provocó un
alargamiento de la segunda línea, aunque parte de los que se replegaban huyeron
y otros se reagruparon en una colina cercana.
Escipión mandó retroceder las líneas para
reorganizarse, mandó que los príncipes avanzaran y los hastati pasasen a los
flancos una vez rebasados, lanzando una nueva ofensiva. Tal fue la embestida
que el campo se hallaba cubierto de cadáveres y heridos, Escipión mando que
éstos fuesen transportados a retaguardia, cargando de nuevo con los príncipes y
aliados y hastati, de modo que la segunda línea púnica comenzó a retroceder.
Aníbal ordenó que la tercera línea de
veteranos de Italia, avanzase, y los restos de la segunda fila fuese a los
flancos, comenzando de nuevo a ganar terreno. Escipión respondió de igual
manera, hace avanzar a los triari, y los príncipes se repliegan a los flancos,
para compensar el alargamiento de la línea, reanudándose de nuevo el ataque.
Tercera fase: regreso de la caballería
La caballería romana de Lelio y los jinetes
númidas de Masinisa, ya reorganizados tras la persecución de los jinetes de
Tiqueo y de Cartaón, regresaron en aquel momento al campo de batalla. Atacaron
la formación compacta de los cartagineses desde la retaguardia, de manera que
se produjo el colapso del ejército de Aníbal, quien hubo de huir, las tropas de
Escipión trataron de perseguirle, pero en una colina cercana efectivos hispanos
y celtas (restos de su 1ª línea y de infantería ligera) comandados por Aníbal
se lanzan contra los perseguidores romanos, produciéndoles grandes pérdidas,
los romanos deciden no perseguirle por miedo a otra posible emboscada.
Dedicándose a saquear el campamento púnico y regresan a Útica con el botín.
ermina, hijo de Sífax, llegó en socorro de
los cartagineses con una fuerza de caballería y algo de infantería. Escipión se
dirigió a interceptarlo con la totalidad de su caballería y una parte de su
infantería. Lo atacó sobre la marcha matando a 15.000 hombres y capturando a 1.200
infantes y 150 jinetes. Vermina logró huir.
Escipión no marchó contra Cartago, sino que
hizo una generosa oferta de paz por la cual Cartago entregaría todos los buques
de guerra y elefantes, se comprometería a no entrar en ninguna otra guerra sin
permiso de Roma, Masinisa sería instalado en su antiguo reino, y pagarían una
indemnización de 10.000 talentos de plata en 50 años.
En la imagen: Batalla de Zama 202 AC (5).
Carga de los elefantes de Aníbal que son atacados por los vélites romanos,
unos pasan entre las filas romanas sin causar daño, otros son muertos y otros retroceden contra las
lineas púnicas. Autor Peter Dennis
unos pasan entre las filas romanas sin causar daño, otros son muertos y otros retroceden contra las
lineas púnicas. Autor Peter Dennis
No hay comentarios:
Publicar un comentario