Más que el mejor pagado de los futbolistas, de los pilotos de Fórmula Uno o de los golfistas, el deportista que más dinero ganó durante su trayectoria fue un conductor de cuádrigas romanas, que en su época obtuvo unas ganancias equivalentes a 15.000 millones de dólares (unos 11.600 millones de euros)En septiembre de 2009, la revista Forbes señaló como el deportista más adinerado al golfista Tiger Woods, que ya había alcanzado la cifra de 1.000 millones de dólares.
Sin embargo, el profesor de la Universidad de Pensylvania, Peter Struck, dio a conocer una investigación que demostraba que el deportista que mayor fortuna amasó durante su vida fue el auriga Struck nos facilita la comprensión de cifras señalando que lo ganado por el Hispano fue cinco veces más que el salario que recibía el gobernador de provincia mejor pagado y era suficiente dinero para abastecer de cereales a toda Roma durante un año.
Además, con
la totalidad de su fortuna, la administración romana podría haber pagado la
quinta parte del sueldo de todos los soldados rasos del ejército imperial Cayo
Apuleyo Diocles, conocido en su mundo como "El Hispano"." (
Hispania 104-Praeneste, 146), debutó como profesional, a los dieciocho años, en
su tierra natal, en el circo de Mérida, y acabó convirtiéndose en el ídolo de
masas más famoso de la Roma Antigua. El hispano en todo esto tenían una
contribución decisiva los caballos que guiaba. Los mejores decían por todo el
imperio que eran los de las remontas de Hispania concretamente los de la
Extremadura de entonces, los caballos con los que creció Diocles.Sus preferidos
fueron: Cotino, Gálata, Abigeio, Lúcido, Parato, Epafrodito y Pompeyano.El
auriga era la estrella de un numeroso equipo o facción, que podía llegar a
alcanzar hasta los doscientos cincuenta miembros.Había cuatro facciones, cada
una distinguida con un color: rojo, blanco, azul o verde. Diocles llegó a
pertenecer a todas, sucesivamente. Comenzó con los blancos. Dos años más tarde,
se cambió a los verdes y luego estuvo un tiempo con los azules. Pero su momento
cumbre llegó con su traspaso a los rojos, a la edad de 27 años, donde
permaneció ya hasta los 42.Tan inusualmente dilatada vida deportiva se debió a
su inteligencia. Solía correr en reserva para, viniendo desde atrás y evitando
los numerosos peligros de aquellas carreras, terminar pasando a todos.
Sumando las
victorias que consiguió con los distintos tipos de tiro de más o menos
caballos, ganó en 4.462 ocasiones.Poco después de retirarse, murió en su casa
de Praeneste (la actual Palestrina, en la costa oeste italiana).Dejó dos hijos
riquísimos, chico y chica, Cayo Apuleyo Nimfidiano y Nimfidia; que,
agradecidos, dedicaron a su padre una estatua, en cuya base realizaron la
inscripción por la que, junto a la extensa lápida levantada por sus admiradores
en el circo de Nerón -en el actual Vaticano-, sabemos de su vida y su
impresionante palmarés.Fuente: por Las Alfaguaras
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