EL ÚLTIMO EMPERADOR DE OCCIDENTE

Por Eric Paniagua

En los últimos estertores del Imperio Romano de Occidente, múltiples personajes se peleaban por quedarse con los despojos de un pasado glorioso. Hacia el verano de 474 d.C., el general dalmacio Flavio Julio Nepote (Flavius Iulius Nepos) fue elevado a la dignidad de augusto por quien pasaría a ser colega, el emperador oriental León I.

Desde su fortaleza en Salona, en la actual Croacia, Nepote se embarcó a Ravena donde logró ser rápidamente reconocido. El gobierno de Julio, al igual que el de sus antecesores, se caracterizó por una marcada fragilidad en su poderío. En los 14 meses que logró sostenerse en el poder, el nuevo emperador tuvo que hacer frente tanto a presiones externas como internas: al avance visigodo sobre las Galias, hubo de sumarse el estallido de una revuelta en Oriente. León había fallecido tras casi de dos décadas en el poder, y su sucesor sufría una revuelta en su contra, hecho que dejaba a la península itálica con poco dinero y desguarecida.

Acuciado por ambos frentes, Nepote buscó estabilizar la situación. Ante el desastre de las Galias, remplazó al antiguo Magister Militum, Ecdicio, por un hombre que parecía más capaz: el patricio Orestes. A su vez, mandó a acuñar piezas a su nombre, y a nombre de Zenón, legítimo emperador de oriente. Aun así, con las exiguas cantidades de metálico a disposición, sus acuñaciones en bronce, y oro, redundarían tiradas pequeñas donde sólo en los sólidos es posible observar las particularidades de su busto. En bronce, su figura es virtualmente indistinguible de cualquiera de la de sus antecesores: generalmente en cospeles estrechos donde no cabe la leyenda completa, se lo puede identificar casi exclusivamente por el monograma de su nombre en los reversos.

Hacia agosto de 475 d.C., la autoridad de Nepote estaba totalmente debilitada. El mismo hombre que había sido nombrado para comandar sus ejércitos, Orestes, dio un golpe de estado que colocaría a su hijo en el trono de Rávena. Este último, de nombre Rómulo Augústulo, sería igualmente depuesto en 476 d.C. Por su parte, Julio Nepote huyo a sus dominios en Dalmacia donde permaneció en el exilio durante 5 años. Hasta su asesinato en 480 d.C., el depuesto líder romano gobernó dicho provincia autárquicamente, manteniendo su reclamo de reconocimiento por parte de todos los dominios occidentales.

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