En efecto, el paisaje concreto donde se enclava un determinado campamento
puede dar pistas sobre qué factores influyeron en su orientación.
Sabemos que rios, vias, centuriaciones previas, líneas de costa, curvas de nivel, etc. influyen en la disposición particular de los campamentos militares
cuando estos están trazados siguiendo condicionantes prácticos.
Es por ello que estudiar los campamentos desde el punto de vista de su paisaje local es fundamental para comprender si nos
encontramos ante una orientación de tipo práctico o solar.
La identificación de orientaciones en el paisaje que puedan haber servido de linea generadora para la ubicación del campamento debe realizarse a partir de los conocimientos que tenemos
sobre la instrumentación y metodología seguidas por los agrimensores romanos.
Por ejemplo,
una cierta orientación general (por ejemplo, un rio) puede haber sido tomada como base, pero a la hora de plantear el campamento se ha aproximado por una orientación similar, dada mediante
la técnica de la varatio. El error instrumental y experimental también debe ser evaluado: la orientación final
difiere por los errores asociados al proceso.
Asimismo, se debe procurar considerar el conjunto de lineas generadoras presentes en el paisaje, ya que más de una pueden ser compatibles a la vez con la orientación del campamento:
un rio y las líneas de nivel, una vía paralela a un río, la posición del enemigo y un risco, etc. Si solo se considera el elemento más evidente, se puede estar descartando información importante.
Por otro lado, también se deben destacar aquellos elementos que hayan podido servir para orientar el campamento pero que por algún motivo no lo han sido.
La cronología del campamento cobra especial importancia a la hora de determinar algunas
lineas generadoras.
En ocasiones, la orientación puede estar influida por la existencia de vías u
otras estructuras antropogenicas.
Antes de asumir ciegamente una relación de causa-efecto, se
debe asegurar primero que cronologicamente es posible (es decir, que las vías y centuriaciones
están en uso en el momento de la planificación campamentales.
Respecto a las orientaciones solares, se deben identificar las orientaciones claramente cardinales, aún asumiendo un cierto error de determinación de unos pocos grados.
Respecto a las
posibles orientaciones según el orto solar, y a partir de las evidencias discutidas en los capítulos anteriores, parece adecuado actuar con cautela.
Es muy difícil descartar una orientación solar de forma arqueológica o lo que es lo mismo, que prácticamente cualquier
orientación es susceptible a ser considerada( solar).
Por ello se debe descartar la existencia de cualquier otra línea generadora posible antes de proponer una orientación de este tipo. Si este punto se verifica se puede considerar la orientación solar como una posibilidad y proponer la
fecha de fundación correspondiente, calculada según el método.
Asimismo se destacarán los casos en los que se sí sea posible descartar categoricamente una
orientación según el orto solar.
Para el caso de Hispania, con latitudes entre 36 y 43 grados, esto corresponde con ángulos entre 45 y 30/32 grados respectivamente.
Este tipo de estudio, sin embargo, se enfrenta a algunas limitaciones intrínsecas.
Por un lado, y salvo algunos casos muy evidentes, el hecho que existan uno o varios elementos del paisaje compatibles con la orientación del yacimiento no demuestra que hayan sido los elementos generadores
de la orientatio. Asimismo, el no hallar líneas generadoras compatibles con la orientación del
recinto no significa que éstas no existiesen en el pasado, puesto que los cambios en el paisaje y la explotación del territorio pueden haber destruido cualquier evidencia de ellas. Además, un caso
particular dice muy poco sobre los criterios generales considerados por los agrimensores a la hora de orientar los campamentos.
Sabemos que rios, vias, centuriaciones previas, líneas de costa, curvas de nivel, etc. influyen en la disposición particular de los campamentos militares
cuando estos están trazados siguiendo condicionantes prácticos.
Es por ello que estudiar los campamentos desde el punto de vista de su paisaje local es fundamental para comprender si nos
encontramos ante una orientación de tipo práctico o solar.
La identificación de orientaciones en el paisaje que puedan haber servido de linea generadora para la ubicación del campamento debe realizarse a partir de los conocimientos que tenemos
sobre la instrumentación y metodología seguidas por los agrimensores romanos.
Por ejemplo,
una cierta orientación general (por ejemplo, un rio) puede haber sido tomada como base, pero a la hora de plantear el campamento se ha aproximado por una orientación similar, dada mediante
la técnica de la varatio. El error instrumental y experimental también debe ser evaluado: la orientación final
difiere por los errores asociados al proceso.
Asimismo, se debe procurar considerar el conjunto de lineas generadoras presentes en el paisaje, ya que más de una pueden ser compatibles a la vez con la orientación del campamento:
un rio y las líneas de nivel, una vía paralela a un río, la posición del enemigo y un risco, etc. Si solo se considera el elemento más evidente, se puede estar descartando información importante.
Por otro lado, también se deben destacar aquellos elementos que hayan podido servir para orientar el campamento pero que por algún motivo no lo han sido.
La cronología del campamento cobra especial importancia a la hora de determinar algunas
lineas generadoras.
En ocasiones, la orientación puede estar influida por la existencia de vías u
otras estructuras antropogenicas.
Antes de asumir ciegamente una relación de causa-efecto, se
debe asegurar primero que cronologicamente es posible (es decir, que las vías y centuriaciones
están en uso en el momento de la planificación campamentales.
Respecto a las orientaciones solares, se deben identificar las orientaciones claramente cardinales, aún asumiendo un cierto error de determinación de unos pocos grados.
Respecto a las
posibles orientaciones según el orto solar, y a partir de las evidencias discutidas en los capítulos anteriores, parece adecuado actuar con cautela.
Es muy difícil descartar una orientación solar de forma arqueológica o lo que es lo mismo, que prácticamente cualquier
orientación es susceptible a ser considerada( solar).
Por ello se debe descartar la existencia de cualquier otra línea generadora posible antes de proponer una orientación de este tipo. Si este punto se verifica se puede considerar la orientación solar como una posibilidad y proponer la
fecha de fundación correspondiente, calculada según el método.
Asimismo se destacarán los casos en los que se sí sea posible descartar categoricamente una
orientación según el orto solar.
Para el caso de Hispania, con latitudes entre 36 y 43 grados, esto corresponde con ángulos entre 45 y 30/32 grados respectivamente.
Este tipo de estudio, sin embargo, se enfrenta a algunas limitaciones intrínsecas.
Por un lado, y salvo algunos casos muy evidentes, el hecho que existan uno o varios elementos del paisaje compatibles con la orientación del yacimiento no demuestra que hayan sido los elementos generadores
de la orientatio. Asimismo, el no hallar líneas generadoras compatibles con la orientación del
recinto no significa que éstas no existiesen en el pasado, puesto que los cambios en el paisaje y la explotación del territorio pueden haber destruido cualquier evidencia de ellas. Además, un caso
particular dice muy poco sobre los criterios generales considerados por los agrimensores a la hora de orientar los campamentos.
*Raúl Díez García
*Blog Catastro
*Joan Charles Canela Mir (Barcino Oriens)
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*Joan Charles Canela Mir (Barcino Oriens)
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