A comienzos de septiembre
del año 9 d. C. tuvo lugar una de las tragedias militares más importantes de la
historia de Roma: la batalla del bosque de Teutoburgo.
A pesar de que las fuentes no nos dan la
fecha exacta, seguramente el día 9 o 10 de septiembre, las legiones XVII, XVIII
y XIX fueron masacradas en una emboscada por las tribus germanas sublevadas
contra Roma.
Fue Publio Quintilio Varo, gobernador de
Germania y, según las fuentes, hombre lento de mente y cuerpo quien llevó a las
legiones a la emboscada por el mal consejo de Arminio, un germano educado a la
manera romana que comandaba las tropas auxiliares que acompañaban a la comitiva
romana.
Arminio convenció a Varo de su lealtad y
condujo a toda la columna (tres legiones, seis cohortes auxiliares, tres alae
de caballería y numerosos civiles) hacía una zona en la que «había tenido lugar
una revuelta». Las legiones romanas, que marchaban -y por ello no estaban
preparadas para el combate- a través de un valle boscoso y pantanoso, fueron
presa fácil para la emboscada germana.
Varo sobrevivió a los primeros ataques,
pero el segundo día fue herido y, desesperado, optó por suicidarse por miedo a
ser torturado por los germanos. Estos despedazaron su cuerpo, le cortaron la
cabeza y la enviaron a Roma para desgracia de un Augusto ya anciano que nunca
terminó de recuperarse de aquel terrible suceso. Se dice que incluso se dejó
crecer la barba y el pelo y que se golpeaba la cabeza contra las puertas
gritando: ¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones! -Quintili Vare, legiones
redde!-.
Unos 15.000 romanos fueron masacrados en el
bosque de Teutoburgo y sus cuerpos fueron mutilados y abandonados a la
intemperie. Después del desastre de Teutoburgo y la pérdida de las insignias,
ninguna legión volvió a llevar jamás sus números en señal de respeto. Además,
Augusto decretó que el día del desastre fuera conmemorado con luto en todo el
Imperio.
En los años 15 y 16 d. C. Germánico, hijo
adoptivo del emperador Tiberio, recuperó el águila de la legio XIX y otra más
–no sabemos si era la de la legio XVII o la XVIII–; el último águila fue
recuperada en el año 41, durante el reinado de Claudio. Cuánto hay de cierto en
las recuperaciones y cuánto de propaganda moralizadora del Estado romano, no
podemos llegar a saberlo con certeza.
En la actualidad el lugar de la batalla ha
sido localizado en la colina de Kalkriese (Alemania). Los germanos saquearon
todo el armamento de los cadáveres de soldados romanos tras la batalla de
Teutoburgo y en las excavaciones se han hallado numerosos objetos de armamento
abandonados con los cuerpos. También se han localizado los restos de los
soldados enterrados en la expedición de homenaje que el emperador Tiberio
ordenó en el año 16, durante la cual fueron enterrados numerosos cuerpos que
habían quedado hasta entonces abandonados a la intemperie.