Cibeles, la gran Diosa frigia, llamada con frecuencia “Madre de los Dioses” o
simplemente “Gran Madre”, extendía su poder sobre la naturaleza, cuya potencia
vegetativa personificaba.
Su culto fue introducido en Roma hacia el año 205 a.C., es decir durante la
segunda guerra púnica. Según la versión oficial, el senado romano por
prescripción de los libros sibilinos, hizo venir a la diosa para poner fin a la
guerra. Pero en realidad la adopción parece haber sido fruto de la diplomacia
romana, que por una parte lograba la ayuda de una nueva diosa frente a Cartago,
al mismo tiempo que estrechaba lazos políticos con el rey de Pérgamo, Átalo,
(de quien dependía un santuario de la Diosa) cuya alianza era indispensable
para su política exterior
Cabe recordar en época imperial, la atención prestada a su culto por el
emperador Claudio, quien se preocupó de fortalecer y prolongar sus fiestas, las
Megalensia (del 15 -27 de marzo); estas debieron también poner un especial
acento en la resurrección de Attis. Probablemente bajo su mandato los
ciudadanos romanos tuvieron acceso a algunas funciones sacerdotales reservadas
hasta entonces a los galli de origen frigio; no obstante, se mantuvo a este
sacerdocio la prohibición de castrarse, por lo cual se recurrió frecuentemente
a un sacrificio de sustitución usando a un animal.
También es preciso señalar la asociación a dicho culto del ritual del
Taurobolium interpretado por muchos como un bautismo con sangre, lo que
recientemente ha sido cuestionado por varios autores. El sacrificio del toro
podría ser celebrado tanto a beneficio de la salud del emperador como a la del
sacrificante y tenía una validez de 20 años. Dicho “bautismo” era recibido por
el fiel dentro de una fosa, sobre la cual era degollado un toro.´
Historia de las religiones Antiguas.
Oriente, Grecia y Roma - José María Blázquez, Jorge Martínez Pinna, Santiago
Montero. Pags: 361, 600 - 601
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